viernes, 28 de septiembre de 2012

Resumen de la séptima semana

Buenas noticias otra vez. No me extraña porque me he portado bien. Como podéis ver ahí al lado partía de 122,8 de la semana pasada. Yo me suelo pesar en pelota picada pero como ahora hace un poco de viruji mañanero me pesé con una camiseta y mis calzoncillos. 122,2 Kg. "Bueno, no está mal pero está un poco más mal que otras veces", pensé, y ya que la báscula es mía y no me cuesta dinero pesarme en ella me despeloté y me pesé otra vez. 121,9 kilos. ¿Es hacer trampas? Pues yo diría que no. Es ser consecuente con mi manera de pesarme. Y sobre todo es una prueba de que la ropa pesa tela marinera.
Así que 900 gramos. Casi un kilo. Estoy contento por esa parte aunque un poco nervioso y agobiado con temas de trabajo y con cansancio acumulado. Eso ha hecho que este medio día me haya entrado una especie de ataque de gula y que en tres minutos haya comido todo lo que se me ha puesto a tiro en la cocina. Queso fresco, pavo, nueces, uvas y un poco de pan mientras hacía la comida. Luego he vuelto a hacer los tallarines de espinacas que visteis aquí abajo el otro día y me he comido un buen plato. De merienda no tengo nada porque se me han acabado las galletas pero ya veremos lo que pillo por la noche. Ahora mismo me comía al Mani empanao* pero me lo intentaré tomar con calma.

Se coge, se empana, se come... y te quedas lleno lleno
La semana que viene trataré de establecer ya la rutina de hacer deporte. Hoy no he ido pero lo he echado de menos. Me hubiera venido bien desconectar un poco y cansarme físicamente para no darle muchas vueltas a la cabeza. No he ido porque he leído que es bueno dejar descansar el cuerpo un día entre sesiones de ejercicios. Juro que no es una justificación ni que me agarre a eso para remolonear. De hecho sábado y domingo me será imposible ir ni un rato así que de verdad lo cogeré con ganas el lunes (espero). Por ahora voy a ir a la piscina un día a la semana otro día lo dedicaré a las clases de pádel y el que me queda haré mi querida elíptica.

* Expresión andaluza relativa a un cantante de sevillanas con evidente sobrepeso. Si te lo comes, engordas, si lo empanas, engordas más todavía. Se dice que "me comería al Mani empanao" cuando tienes hambre de la buena y antepones cantidad a calidad.

jueves, 27 de septiembre de 2012

No se llama raqueta, se llama pala.

Primera lección amigos y amigas. Esa cosa rechoncha de madera, esa paleta de playa con agujeritos no se llama raqueta. Con este espíritu he empezado hoy mis clases de pádel. No ha estado mal. Un monitor, dos alumnas y el menda lerenda. El profesor me preguntó mi nombre y en la hora siguiente no creo que nadie lo haya repetido más veces en menos tiempo: "¡Corre hacia atrás Cosa XXL! ¡Ponte de lado Cosa XXL! ¡Gira el cuerpo Cosa XXL! ¡Coge la pala más abajo en la empuñadura Cosa XXL!..." todavía cuando entro en una habitación silenciosa siento que oigo mi nombre. Aparte de eso lo he pasado bien. He sudado que es de lo que se trata. También confieso que he pasado cierta vergüenza al estar entre desconocidos, y además chicas que sabían de qué va el rollo cuando yo no había cogido en mi vida una de esas raquet... digo palas.
Pero prueba superada de momento.

Calabacín relleno sin mover
Hoy estoy comiendo poquito porque mañana es día de peso. El desayuno normal tirando a cañero. A media mañana un poco de sandía estupenda y para el almuerzo una tapa de calabacín relleno a la que le he hecho una foto con todo el pulso que mi sangre fría ha permitido en el bar. En un rato comeré mis galletitas de la suerte y por la noche me espera un filete de atún fresquísimo. ¡No me reconozco! ¡Estoy comiendo más sano que una súpermodelo!
Para terminar voy a responder las once preguntas que Ally McBeer (cuyo alias me encanta) me hace en su nominación (¡gracias again Ally!). Como no conozco a mucha gente y casi todos los que conozco estáis ya en las demás nominaciones respondo las once preguntas que me haces y os dejo a cada uno con las vuestras.


-¿Cuál es la palabra que más te gusta?
Paz, no sé si la que más pero una de las que más me gusta.
-¿Cuál es la palabra que menos te gusta?
odio empoderamiento, gobernanza, y palabras de ese tipo...
-¿Cuál es tu taco preferido? 
No sé si es un taco. La más versátil en mi vida diaria es coño. No sé que haría sin él, sin ella... sin la palabra, vamos.
-¿Qué te motiva?
los cambios, los procesos, los progresos, el crecimiento... la vida coño (¿lo ves?)
-¿Qué te desmotiva?
Estar parado, la rutina en el peor sentido de la palabra. No tener expectativas ni ilusión.
-¿Qué sonido o ruido te gusta?
Me gusta el sonido del mar pero no me gusta mucho la playa. O sea, ¡que me conformo con una caracola!
-¿Qué sonido o ruido no te gusta?
No me gusta cuando la gente se habla a gritos estando a menos de medio metro. No lo entiendo.
-¿Qué héroe -real o de ficción- te inspira?
Hay muchos. Don Quijote por todo, un tío abuelo mío porque fue muy valiente, mi abuela porque es muy inteligente, mi padre porque es un superviviente... 
-¿Qué profesión, aparte de la tuya, te gustaría intentar?
Ahora mismo me conformo con no perder la mía. Me siento realizado y me permite hacer muchas cosas distintas. Dentro de mi profesión puedo ser muchas otras cosas.
-¿Qué profesión no querrías tener jamás?
Tengo vértigo. Cualquiera en las que hay que estar con los pies colgando.
-Si el Cielo existe, ¿qué te gustaría que te dijera San Pedro cuando llegues a las puertas?
Soy agnóstico. En el caso de que exista, y sea como sale en las películas malas de los ochenta, creo que no estaría mal algo así como: "¡Pero coño, mira a quién tenemos aquí!"


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Vuelta al gimnasio

Bueno... ya está, estoy reventado. He ido al gimnasio y he vuelto a hacer ejercicio. No ha pasado nada, no me he muerto ni han caído langostas del cielo. Ahora tengo las piernas como dormidas. No es dolor pero al relajarlas es como si me estuviesen pidiendo que me quede así todo el tiempo posible.Tampoco me he matado realmente. He hecho veinte minutos de elíptica, diez de cinta (andando rápido) y otros veinte de elíptica. En realidad no sé si lo estoy haciendo muy bien. Me imagino que al ser ejercicios de cardio y al haber hecho casi una hora no estará mal del todo. Supongo que un experto entrenador optimizaría mis ejercicios y los resultados pero es algo que ahora mismo no puedo permitirme. Cuando entraba al gimnasio me han ofrecido dar mañana una clase gratis de pádel. En mi vida he jugado a eso pero no pierdo nada por probar. Hace siglos que ni siquiera cojo una paleta de ping pong. Ya os contaré. A la salida ya había otro monitor en la puerta que me ha dicho que estoy más delgado (yupi) y que me ha ofrecido clases de spinning por la mañana. En principio he mostrado interés porque sé que con el spinning se pierde tela de peso, pero tengo un grave prejuicio contra esa modalidad de ejercicio y es la música. Odio el reggeton (o como se diga) y odio esa música a todo trapo que te ponen en ese tipo de clases. ¿No podrían poner algo más lentito?
El gimnasio no destaca pos sus vistas precisamente. Hay una cristalera que da a la calle que supongo que es algo que ponen para que te hagas preguntas existenciales en el momento en que estás ahí dale que te pego en la cinta o en la elíptica.

Un gimnasio como hay tantos...
En la foto veréis (se ve mal) que hay una señal de prohibido el paso que realmente tiene poco sentido ahí delante. Yo me imagino que esa señal está ahí puesta para mí, para decirme que ya no debo pasar por lo mismo otra vez, que este camino no tiene vuelta atrás. Lo sé, está un poco cogido por los pelos pero los símbolos están para eso ¿no?




martes, 25 de septiembre de 2012

Kilos, kilos, kilos...

No pienso solo en los kilos que tengo que perder... también me gusta recrearme de vez en cuando en los que he perdido. Esta mañana he comprado una sandía. Miré la balanza electrónica de soslayo para ver cuánto pesaba (y cuánto me iba a costar), ocho kilazos. Cuando la cogí no pude creerme que hubiera perdido ya esa cantidad de kilos, ese peso, en mi cuerpo. No me siento especialmente distinto. Creo que estoy más ágil, creo que ando más deprisa, pero no puedo concebir que el peso de esa sandía antes se repartiera por mi cuerpo serrano. La rutina y la energía positiva me están haciendo continuar bien este proceso. Este momento aquí, escribiendo, se prolonga un poco más a lo largo del día. Es una ironía que los momentos de expansión, de socialización, de estar con gente, sean momentos peligrosos, de amenaza para mi dieta. Tengo que controlar eso porque también tengo que contenerme cuando como con los demás. Ahora me hago mi comida y como con la radio de la cocina puesta porque he comprobado que delante de la tele como más, nunca me harto.

Apetitosa, grande, un poco movida (claro) y... ¡gorda!
Hoy me he puesto manga larga por primera vez. Tengo graves y graciosos problemas con la ropa. Cuando me estaba pequeña no me hacía ninguna gracia. Ver cómo mis pantalones van creciendo y que ya empiezo a vestir como un hiphopero me arranca una sonrisa tonta.
Sigo sin poder hacer ejercicio. Mañana creo que quizás podría escaparme un rato. Os contaré si lo consigo. No sé por qué me está costando tanto arrancar. En el fondo creo que tengo miedo a estar oxidado, a empezar de nuevo de cero.

lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Se lo cuento a mi mujer?

Mi mujer lo sabe... se ha enterado por mí claro, pero también es muy lista y ha sospechado algo cuando me ha visto hacerle fotos a las comidas. Uno es una mijita paranoico pero en mis anteriores dietas no me dio nunca por fotografiar lo que comía. Así que el otro día me dijo: "¿No estarás pensando en hacer un blog?" y yo le contesté: "Pues quién sabe si no llevo más de un mes con uno...". La cosa se ha quedado ahí y sé que está tratando de dar conmigo en el hiperespacio. También trata de sonsacarme el título pero todavía no lo ha conseguido. Es cuestión te tiempo, claro. Hasta ahora me he encontrado muy cómodo escribiendo de una manera anónima y aunque sé que ella será discreta me da cosilla que alguien que me conoce lo lea.
Bueno, es posible que aguante unos días más, pero conociéndome no muchos así que, si lees esto E., bienvenida, te quiero mucho.

Estos canelones (movidos) comidos el sábado me delataron.
En otro orden de cosas diré que el fin de semana ha ido bien dentro de lo que cabe. He puesto 400 grs. pero ya hemos quedado en que eso no me va a hacer caer en la paranoia de siempre. Por ahora paso y ya veremos el viernes. Poco a poco iré compensando los fines de semana. El pasado fueron 700, éste 400. Vamos mejorando.


viernes, 21 de septiembre de 2012

Resumen de la sexta semana

Vaya, con qué facilidad se acostumbra uno a lo bueno... 122,8. Me siento bien conmigo mismo pero estoy algo confuso por cómo está yendo todo. Me peso oficialmente los viernes, pero como he dicho en otras entradas hago dos pesajes más a la semana que me dan pistas de cómo está transcurriendo la pérdida o ganancia de peso, de los que no tomo nota física. Lo que está ocurriendo en este tiempo es que el fin de semana suelo subir bastante, mucho más de lo que creo que como. Este fin de semana, para que os hagáis una idea subí 700 gramos. La cosa ha sido así:

  • Viernes 14       123,9 Kg
  • Lunes  17         124,6 Kg
  • Miércoles 19    123,5 Kg
  • Viernes 21        122,8 Kg
Así que yo pongo peso, y mucho; durante el fin de semana y bajo, mucho más, desde el lunes al viernes. ¿Se puede perder casi un kilo en dos días (lunes a miércoles)? ¿Será malo eso? Yo precisamente hago esos pesajes para motivarme si es que me he portado un poco mal. Sé que no debería hacerlo. Si no los hiciera todo sería perfecto. Pierdo aproximadamente un kilo semanal que es lo sano y lo que todo el mundo recomienda. Pero al pesarme esas veces puedo comprobar que a mi cuerpo le "afectan" especialmente los fines de semana. Como ya dije antes y también en la entrada del lunes no es que me vuelva loco el sábado y el domingo. Hay dos cosas claras: hago una vida más sedentaria que entre semana y como algo peor (no mucho pero sí muy distinto que entre semana).

Hoy. Pez espada a la plancha y judías verdes con tomate
Dentro de que estoy contento con mi progresión, me preocupa un poco esto y realmente me gustaría que alguien me explicase si es normal o si lo estoy haciendo mal. Me dan ganas de preguntarle a Juana Mª González, que fue tan amable cuando comenté que estaba leyendo el libro de La Dieta Inteligente (¿servirá la invocación ahora para que me lea?). Por cierto, debo una reseña de ese libro que me ha servido bastante a la hora de despejar algunas dudas y sobre todo leyendas urbanas absurdas de esto de las dietas. En fin, por ahora sigo. Trataré de portarme un poco mejor estos dos días que tenemos por delante y seguir mi ritmo al tran tran. Here we go!


jueves, 20 de septiembre de 2012

Hace falta ser raro...

Hoy han venido mis padres a verme. Bueno, a ver a las niñas pero también a verme un poco a mí, espero. Mi madre no me ha dicho mucho porque tiene el síndrome de abuela joven. Sólo tiene ojos para las nietas. Pero mi padre sí que me ha dicho que me nota más delgado, y que se alegra mucho y todo eso. Cuando empecé a ponerme gordo mi padre era el que más me cañeaba. Quizás porque él también está fondón y sabe que eso es una putada para la vida cotidiana. Me hacía una cosa que me daba un coraje enorme y era que se me quedaba mirando y me decía: "Tú debes estar ya por los ... kilos". Y eso, que es una putada de por sí, al fallar en ocho o diez kilos a la baja era la putada de las putadas para mi pobre autoestima. O sea, que si pesaba ciento quince kilos el hijo de perring me echaba ciento ocho como si eso ya fuera una barbaridad. Yo, o bien jugaba un poco al frío-caliente con él si estaba de humor, o bien le decía simplemente "por ahí, por ahí" sin apartar la vista del libro o de la tele (¿de qué iba a estar gordo si no?).
La caña es chunga. Es más chunga la que viene de la gente cercana. Una cosa que nadie enseña a los hombres (ni a las mujeres me imagino) pero que todos sabemos, es que no se le dice a tu pareja que ha engordado. No se dice ni directa ni indirectamente, no existen formas sutiles de hacer esa apreciación en ningún momento del día ni de la noche. Es más: si algún día ella (o él), dicen "creo que estoy más gordo/a", la respuesta natural y diplomática es: 1/ ¡Para nada! (vas bien) o 2/ Pues yo te veo igual (y ya te arriesgas mucho). Los padres no, los padres lo sueltan a mala leche y donde menos pegue. Si hay un desconocido delante a ellos les da igual. 

Tallarines raros (y movidos, por supuesto)
Los momentos en que he adelgazado en mi vida han coincidido con momentos raros. En la adolescencia era un friki sin remedio. Me veía horrible pero no hice nada para cambiar mi aspecto porque consideraba que eso era parte del encanto de la vida atormentada del artista adolescente. Luego adelgacé en un momento extraño de mi vida. Un poco por amor y un poco por desamor. A ver si puedo explicar esto otro día. Luego pasó el tiempo y volví a engordar cuando vine a estudiar la carrera en Sevilla. Cuando terminé volví a adelgazar en una época en la que no sabía qué hacer con mi vida y que estaba todo el día en la calle. Hasta hice teatro en la calle (¡Yo!) y dormía un día en una casa y otro día en otra. Después me casé (ahí ya estaba otra vez gordo) y después esta vida sedentaria y sin altibajos de finales de siglo XX y principios de siglo XXI me llevó hasta la gordura esta extrema que estoy echando atrás. Hoy pensaba en eso. Que los momentos en que he adelgazado siempre han coincidido con momentos de cambios, de cosas raras en mi vida y en mi entorno. Y entonces me he dicho: "¿Qué tiene de raro esto ahora?", y he pensado que todo, más que nunca, es muy muy muy raro.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Más cosas que hacen que la vida valga la pena

Estoy muy contento. Me han regalado algo así, porque sí, sin pedirlo. Me siento como si se me juntasen cinco o seis de las cosas que escribí ayer en una sola. El regalo lo he recibido de gente que no conozco y que no me conoce a mí. Pero se han pasado por aquí, les ha gustado o se han entretenido con mis paridas mentales y me han regalado la estupenda cabecera que luce aquí arriba.
Me preguntan si me gusta. Me encanta. Porque tiene una estética estupenda; un sello propio, porque es moderna, porque han captado que en esos muñecos cabroncetes tengo puesta una meta particular. Me encanta el gesto, me encanta que quien la ha hecho se ha partido la cabeza un poco en el regalo a alguien que no conoce... me encanta... simplemente me encanta.

Mola ¿eh?
Yo ya tenía en mente hacer algo con la cabecera del blog, que era patatera patatera, pero si le he pegado el mangazo al avatar porque me venía de perlas no quería hacer lo mismo con algo a lo que me gusta darle importancia. Por otra parte el regalo viene de una gente que hace tebeos y yo he vivido, vivo y viviré, entre tebeos por los restos de los restos. Además, así, tebeos. Lo del los cómics es como más nuevo. Yo leía tebeos de Mortadelo y Filemón (como todos), Súper López (como todos) y Tintin (como todo el mundo mundial)... pero luego me pasé a La Patrulla X y Los Nuevos Mutantes en la adolescencia y de ahí a todo lo que me llegaba a las manos en cuestión de ilustración (Max, Peter Bagge, Crumb, Giménez...). Hoy día trabajo con autores de cómic y sé que no es una actividad sencilla ni que esté pasando por su mejor momento. Pero también sé que está lleno de buena gente y este detalle me lo vuelve a demostrar.
El regalo viene de Pupas tebeo. Si os dais una vuelta por la página que tienen veréis qué buenas ilustraciones. Me gustan mucho las portadas de los tebeos que sacan.
Joder, qué regalo más chulo... muchas gracias.
P.D. La dieta bien.

martes, 18 de septiembre de 2012

Cosas que hacen que la vida valga la pena

Ver Annie Hall
Viajar
Conducir de madrugada sin nada de sueño por una carretera vacía
Una playa de Ibiza (no me acuerdo de cómo se llamaba)
Venecia
Escuchar a Leonard Cohen camino del trabajo
Una puesta de sol en Sanlúcar de Barrameda
El sitio de Sevilla donde me pierdo para pensar con el móvil apagado
Escuchar a la Callas volviendo del trabajo
Que mi hija me de un abrazo sin venir a cuento
Que alguien te llame para algo agradable
Parma
Esplendor en la hierba
Marylin Monroe
Ver a mi hija viendo El Circo de Charlot
Leer, no poder dejar de leer el libro que estés leyendo.
El sexo 
Madrid
Las librerías de viejo
Viajar en tren
Una sonrisa por la calle
Que te hagan un regalo inesperado

Me he autoanalizado un poco con este ejercicio y me he dado cuenta de algunas cosas interesantes con respecto a mi vida. Primero que tengo unas ganas locas de viajar. Segundo que necesito volver a ver algunas películas. Está ordenado tal y como se me iba ocurriendo y no por orden de preferencia. Si no, el sexo tendría que estar más arriba, claro. Hay cosas que uno no pone pero que están ahí, tipo un beso de buenos días de mi mujer o una sonrisa de mi pequeña, que se dan por sentadas. Me he buscado un poco más adentro para saber qué cosas muy pequeñas me hacen verdaderamente feliz.
Y lo más importante es que no hay nada de comer.





lunes, 17 de septiembre de 2012

Fin de semana ¡peligro!

Otro fin de semana... otra pasada. Parece que al escribirlo es como si ya se diera por hecho. Fin de semana, no me puedo controlar... no me controlo y zas, setecientos gramos más. Son tonterías. Tampoco son pasotes de comida. Pero es mucho más de lo que como entre semana, y mucho peor.
El sábado fuimos de compras y terminamos en una hamburguesería de esas estilo años cincuenta, como la de Regreso al futuro. Yo me pedí la hamburguesa Veggy, que está hecha de verduras, y le quité medio pan. Comí realmente un tercio de lo que hubiera comido si no estuviese a dieta. Por la noche piqué un poco de pan (cincuenta gramos o menos) con queso y algo de salchichón. En las cenas he comido como mi abuela, sin sentarme, picando de aquí y de allá de lo que les ponía a mi mujer y a mi hija. Pero nada. Ni por esas. El domingo comí pollo asado pero (ains) confieso que piqué alguna patata frita...

No bailé el twist de Pulp Fiction porque mi mujer no me dejó
O sea, que mal. Pero también pienso que cuando te tiras un tiempo sin comer hidratos de carbono a saco el hecho de que comas una patata frita te engorda como si antes te comieras un platazo. Esa es mi sensación visto el panorama en la báscula esta mañana.
¿Dónde está el problema? Bueno. Parte de culpa la tiene mi interacción familiar. Una cosa es cambiar los hábitos personales y otra muy distinta cambiar los hábitos familiares. Con ellas como más, me acelero, no estoy relajado, y cuando estoy relajado es peor porque como de pura relajación... La culpa desde luego no es suya, porque si me viera el fin de semana solo en casa estoy seguro de que sería peor. Esas pelis que me iba a ver yo, las pizzas, pedir kebab, ir a por hamburguesas, hacerme cosas congeladas para comer... vamos, lo que viene siendo estar de Rodríguez en la España de hoy en día.

Otro que hacía las cenas del fin de semana para la familia estando a dieta
Sin querer ponerme muy místico creo que la cosa está en coger una rutina de tranquilidad y de estabilidad personal. Esa rutina la he cogido perfectamente en los días de entre semana. Para ponerlo de una manera muy visual siento como que voy sobre raíles. No tengo especial hambre ni tampoco ansiedad ni ganas de asaltar la nevera. Desayuno tranqui por las mañanas, hago mis comidas a media mañana y a media tarde y puedo almorzar solo escuchando mi radio algo suave que he tenido tiempo para preparar con buenas materias primas. Por la noche llego tarde y me como algo de fruta o una ensalada (o pescado si hay). Pero esa estabilidad no la tengo los fines de semana que es todo más anárquico. Si hemos quedado con alguien, si salimos, si vemos una peli o cenamos todos juntos...
Hoy voy tranqui. He desayunado bien y no he podido hacer comida a media mañana. A medio día ensalada con maíz, atún y pavo. Más tarde comeré las dos galletitas de rigor y por la noche espero tirar con fruta. A ver si el miércoles ya he vuelto a recuperarme un poco y el viernes puedo darme (y daros) otra buena noticia.
Vaya, se me olvidaba. El domingo me comí un helado de nata con nueces.


viernes, 14 de septiembre de 2012

Resumen de la quinta semana

Vaya, cinco semanas ya, parece mentira. Primero de todos gracias por los ánimos por la entrada depre de ayer. Me cogió el día así y desde luego no fue la mejor jornada del mes. Es un tema más emocional que de alimentación porque, aunque me pasé, tampoco fue para tanto. Esta mañana me he pesado tempranito y resulta que peso 123,9. He perdido con respecto a la semana pasada ni más ni menos que 1,4 kilos lo cual no está nada mal. Haciendo un cómputo general de la semana pienso que hay algunas premisas que estoy teniendo en cuenta y que me están beneficiando en mi camino:
- Estoy comiendo menos. Eso por supuesto. Cuando tengo que comer fuera solo me como una tapa que intento que sea verdura o pescado y que me sacie bastante. Sin embargo esta semana me he dado dos pequeños homenajes con la carrillada que puse ayer y un flamenquín que me comí el otro día más a gusto que un arbusto.

La mayonesa casi ni la toqué... al flamenquín le canté una saeta.
- Estoy haciendo las cinco comidas. o por lo menos intentándolo. A media mañana como fruta y por la tarde las galletitas que os enseñé más abajo (aunque no las tengo todas conmigo con ellas).
- Estoy cenando muy ligero. Cuando puedo como algo de pescado a la plancha, o una ensalada y casi siempre algo de fruta. Algunas veces (pocas) solo he comido la fruta porque llego más tarde.
Necesito mejorar en:
- Tengo que empezar a hacer ejercicio.
- Aprender a tomar menos aceite de oliva. Uso demasiado en el desayuno, la comida (para cocinar) y en la ensalada. La entrada de Matrioska del otro día me ha hecho concienciarme un poco...
- Los fines de semana son peligro constante porque estoy con toda la familia y me pierden o nos perdemos mutuamente. Tengo que hacerles la comida, me estreso, me ansio... y como.
Quitando estas cosas creo que voy bien. Mientras el peso vaya bajando estoy contento. A ver si no se me cruzan más nubarrones inoportunos. Gracias por estar ahí.

P.D. Haciendo caso a Jota voy a cambiar radicalmente el blues de ayer por algo optimista. No soy muy de bossa así que he intentado recordar una canción que me levante el ánimo y buceando en youtube he encontrado esta de Un Americano en París. El mensaje es lo que importa. Si tengo ritmo ¿qué más se puede pedir?


jueves, 13 de septiembre de 2012

El blues del gordo a plan

Mi vida es una montaña rusa... pero no una montaña rusa de la feria. Es la montaña rusa más grande del mundo. Está bien que sea así pero también duele. Las montañas rusas tienen eso. Que vas subiendo y subiendo despacito y cuando llegas arriba del todo estás eufórico, pero luego viene una bajada en la que el estómago se te pone en la garganta y cuando estás abajo del todo te preguntas qué puñetas estás haciendo ahí subido.

¡¡¡¡¡Yiiiiiiiiiiiiijaaaaaaaaaaa!!!!!...
El martes tuve mi momento subidón. Ayer el momento reflexivo, y hoy, no lo sabía pero ha llegado inesperadamente, mi momento de bajona. Hoy ha habido reunión en el trabajo. Ha sido una reunión larga y pesada de más de cinco horas. Mi jefa ha traído un bizcocho. Yo he comido dos trozos. Tampoco es tanto. Nadie desprecia el bizcocho de un jefe. Pero poco a poco me he ido poniendo triste. Os parecerá una gilipollez (y lo será), pero en despacho de la jefa hay un espejo que tiene muy mala leche. Es un espejo que achata, que afea, que insulta... y se me ha juntado todo. La reunión, los temas de la reunión, temas míos, que mañana me peso, que me peso demasiado, que el espejo me miraba mal, que no he dormido bien. Y estoy un poco regulero. Luego he comido una tapa que no debería haber comido. Carrillada.

Un día es un día
Hoy no estoy positivo. Cuando me he levantado me he puesto una camisa que hace tiempo que no podía ponerme. Eso no me consuela. Esta mañana me veía bien y ahora creo que estoy embutido en ella. Quepo, sí. Pero caber no lo es todo. Sigo en la montaña rusa. No sé cuántas vueltas se dan en un viaje. Ahora viene otra vez el camino hacia arriba... vamos allá.


miércoles, 12 de septiembre de 2012

...Y Mr. Hide

Si no tuviera un lado oscuro no pesaría 125 kilos. Ni habría llegado a pesar 145 (ahora dudo incluso de haber pesado eso alguna vez ¿estoy seguro?). Pero he llegado aquí por muchas razones y es bueno pararme un poco a reflexionar cuáles son. Algunos gordos dicen por aquí que están gordos "de no discutir"... algo de eso creo que hay. A veces, muchas veces, me paso de tranquilo. Me "como" los problemas yo solo en vez de compartirlos, exteriorizarlos, discutirlos o enfrentarme abiertamente a ellos. Y eso engorda más que un bocadillo de chorizo. Ahora estoy bien. Estoy teniendo una actitud positiva que se me nota (yo me la noto) al escribir. Pero esa actitud positiva se debe a que estoy bajando de peso. Por otra parte tengo cierto equilibrio emocional en este momento. Equilibrio familiar, de trabajo, de rutina... eso me ayuda pero no sé si ese equilibrio lo tengo también porque estoy más contento conmigo mismo bajando de peso o es al contrario, que estoy bajando de peso precisamente por vivir un momento de equilibrio. Ahí está el quid de la cuestión. A veces tengo momentos jodidos. Y esos momentos jodidos me llevan a momentos autodestructivos infantiles. Una discusión con mi mujer, por ejemplo, puede hacer que me entre un ansia loca que me coma al demonio por los pies... y mi pensamiento en ese momento, aunque no haya nadie delante, es pensar algo así como: "¿Veis lo que me estáis haciendo hacer? ¡Ya lo estoy mandando todo al garete!" Y echo la culpa de ese daño que me estoy haciendo (porque ese atracón es todo menos agradable) a todo el mundo menos a quien la tiene en realidad, o sea yo mismo.

Yo he comido muuuuuchas porquerías...
Esto me pasa, o me puede pasar ahora, claro, pero yo no estoy gordo por esto. Yo estoy gordo porque me han gustado mucho las porquerías, y me comía un paquete de ganchitos haciendo la comida más feliz que ojú. Y porque cuando salía disfrutaba comiendo cosas cañeras, fritas, rebozadas y con patatas fritas. Y porque me han gustado siempre los helados y las chucherías... Pero ya tengo treinta y seis años y me doy cuenta de que hay que cambiar un poco la forma de afrontar la comida porque quiero ir a despedir a mis hijas al aeropuerto cuando se vayan a Alemania a buscar trabajo. Eso, con todo el buen rollo que tengo ahora conmigo mismo, no impide que cuando me miro al espejo con el chándal puesto para ir al gimnasio no me diga: "¿Pero dónde vas tú, payaso?" Porque no me reconozco ni como persona que vaya a ser delgada, ni como persona que le guste hacer deporte. Y ahí tengo que luchar contra ese yo aguafiestas que preferiría irse a leer o ver una película con un paquete de patatas, que es el yo que he sido treinta y yo qué sé años. Un yo que se ríe un poco de mí, porque en el fondo siempre ha compadecido a los gorditos que ha visto resollando en el parque corriendo o en una bici. Y entonces saco mentalmente la lista esta de aquí al lado. La que pone que hace un mes pesaba casi 130 kilos, y demuestro a Mr Hide que yo estoy consiguiendo algo poco a poco y que me siento orgulloso, y que no soy otra persona. Soy el mismo con un poco más de ilusión por las cosas.

martes, 11 de septiembre de 2012

¿Qué quiero hacer?

Soy un optimista incorregible. El otro día en la película Carmina o revienta de Paco León, la protagonista explicaba muy bien lo que me pasa a mí algunas veces... decía algo así como: "Yo no me veo gorda, me veo bien. Cuando voy a una tienda siempre cojo tallas que son más pequeñas pensando en que me van a quedar bien. Me miro al espejo y no me veo tan mal. ¿Será que tengo lo contrario de la anorexia? Pero cuando me veo al espejo que ponen por atrás ya digo huy, huy qué barbaridad, qué gorda..." Lo cito de memoria pero cuando lo veía me veía reflejado un poco en esa forma de pensar tan bestiaja. En cuanto pierdo unos kilitos ya me veo estupendo en los escaparates. Y no. Peso 125 kilos (en el mejor de los casos que el lunes pesaba 126), y eso es un barbaridad me ponga yo como me ponga.
Según el IMC y el cálculo que hace la aplicación para el iphone que ya comenté otro día estoy en el estado horrible de obesidad severa. Eso es rojo carmesí. Me falta perder cinco kilos para llegar a obesidad a secas que es un rojo más clarito. Pues bien, por la meta que me he puesto a mí mismo de 110 kilos ni siquiera dejo de estar obeso. Para tener sobrepeso me faltaría perder 22 kilazos y para estar en mi normopeso cuarenta kilos o más. Eso ahora mismo es inconcebible para mí. Quiero adelgazar sobre todo por una cuestión de salud, después por calidad de vida y más tarde, claro, por estética.  Quiero encontrarme bien, quiero andar mucho sin que me duelan las rodillas, quiero llevar a mi hija en la silla supletoria de mi bici sin cargármela (la bici, no a la niña). Y sobre todo me apetece mucho, pero mucho mucho, correr. Hoy me he ido a la fnac y me he comprado estos dos libros.

Ahora mismo, para mí, literatura de ficción...
Los voy a leer en dos sentadas. Cuando me pongo me pongo. Y sé que aun tendré más ganas de correr. El libro de Martín Giacchetta, Correr, lo vi recomendado en el blog del Gordo Cabrón. Claro, él ya no es gordo ni cabrón ni nada... pero yo sé que con mi sobrepeso no debo ponerme a correr. El caso es que después he visto que hay gente que lo hace y que no le va nada mal ni tienen tantas lesiones. Pienso: "vamos a ver... una cosa sería correr con mis 135 kilos de hace seis meses y otra será correr con 125"... y aunque sé que no debo hacerlo me apetece un montón salir un rato al parque a trotar, a probarme.
En octubre empiezo en la piscina, y cuando se acabe el periodo de adaptación en el cole podré ir al gimnasio. Por ahora como dije el otro día, lo que puedo hacer y hago, es andar. Voy a ponerme la meta de bajar de los ciento veinte kilos y entonces probaré a correr un poco siguiendo los consejos del libro que he comprado. Eso es una meta dentro de una meta. Eso es seguir ilusionado con cosas, pensar que puedo cambiar de hábitos y que puedo sentirme bien con cosas que antes me parecían totalmente ajenas a mi universo.

Confesión: no soy XXL sino XXXL!!!
P.D. Tal vez cuando empiece a hacer ejercicio me esté bien la camiseta que me he comprado este verano. La compré sin probármela en un arrebato de estos que contaba de verme genial ya. Cuando me la probé en casa vi que parecía una morcilla de burgos blanca con la camiseta de The Muppets Show (es molona ¿eh?). Pero no la he cambiado. Es una meta, dentro de una meta que contiene otra meta. Está ahí, con su etiqueta, esperando a que llegue a los ciento diez kilos.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Idas de olla de fin de semana.

Definitivamente tengo que controlar las comidas de los fines de semana. Los días entre semana con el trabajo a esta hora almuerzo y ceno solo. Casi siempre me hago yo la comida y eso hace que me controle bastante. Pero en el finde es una locura. Primero que me pilla más ansioso por las dos niñas y mi mujer. La pequeña tiene dos meses y da la guerra propia de los dos meses. Pero la otra tiene dos años y da... la tercera y la cuarta guerra mundial juntas. A la hora de hacer de comer ya estoy de los nervios, ya pico, ya hago comidas que les (nos) gustan a todos como pasta o tortilla de patatas (y no precisamente al estilo de Amelia). La semana pasada puse trescientos gramos en el fin de semana, pero esta he puesto ni más ni menos que setecientos. Es decir, que hoy lunes he vuelto a pesar 126 kilos.
No voy a darle demasiadas vueltas ni a preocuparme demasiado pero ya sé que tengo que hacer algo con los sábados y los domingos. Desde luego, he empezado a reconducirme un poco de cara al viernes y este medio día he comido una ensalada con batavia, tomate, atún, maíz y queso fresco.

Ensalada borrosa... especialidad de la casa
Mañana empieza el periodo de adaptación en el cole de mi pequeña. Tengo desde las 9 hasta las 11 para hacer algo de ejercicio. El cuerpo me pide correr pero creo que me tendré que contentar con andar esas casi dos horas que tampoco está nada mal.
P.D. ¿Serán las galletitas?

sábado, 8 de septiembre de 2012

Resumen de la cuarta semana

125,300 Kg. Muy contento después de todo. No es para tirar cohetes, pero no voy a perder un kilo todas las semanas. Más cuando dije que el fin de semana anterior me he pasado más que un poquito.
El resto de la semana la he pasado bien. Para mi gusto he comido muy poco. Creo que me he pasado de comer poco. Aparte del desayuno que lo hago muy consistente, el almuerzo ha sido un plato y muy poca cantidad, dos días una sola tapa (o sea plato pequeño). Por la tarde las dos galletitas de marras y por la noche ensalada y/o fruta. He interiorizado el dicho de desayunar fuerte, comer poco y cenar casi nada. Pero sé dónde están los fallos (otra cosa es que esté muy dispuesto a combatirlos). En primer lugar tomo demasiado aceite. Un poco en el pan por la mañana, el que lleve la comida del almuerzo y el que le pongo a la ensalada de por la noche. Seguro, seguro que son más de tres cucharadas soperas. Eso son calorías pero no estoy dispuesto a aliñar la ensalada con limón ni porquerías de esas. Por ahí no paso. Prefiero quitarme de otras cosas o hacer más ejercicio, que está claro que es otro de los deberes que tengo que cumplir. Mi podómetro dice que más o menos ando al día unos cuatro kilómetros en el trayecto de casa al trabajo y viceversa. La mitad de los diez mil pasos que me había propuesto. Ahora mismo no puedo sacar más tiempo pero la semana que viene que mi pequeña empieza el colegio veremos si puedo hacer algo más.

En Bassano del Grappa, hace unos añitos. Nostalgia de Italia
Tengo ganas de seguir y ver dónde puedo llegar. Indudablemente pierdo más rápido que otra persona porque me sobra muchísimo. No sería lo mismo si pesara 90 kilos y me sobraran cuatro o cinco, eso lo tengo claro. Por ahora sigo con el buen ánimo y con ganas de cocinar cosas ricas que no engorden. Buen fin de semana.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Mi dieta inteligente

La entrada de Olaya me ha inspirado hoy (¡Hola Olaya!). Yo también me peso los viernes y siente uno ahora una cosita sobre lo que dirá mañana la malaje de la báscula... la verdad es que no estoy muy preocupado porque esta semana me he portado muy bien. Incluso pienso que demasiado bien. Antes, en otras dietas que he hecho, cuando iba a comer fuera, me comía dos tapas que viera sanas y que podían ayudarme en mi proceso. Ahora he decidido que me como una sola tapa. Solo he comido en la calle dos días esta semana. Un día pedí calabacín relleno y hoy estos estupendos chipirones a la plancha.


Así que todavía no he pedido carne que es mi perdición y que casi siempre suelen venir acompañadas de patatas fritas. Como mañana me peso me estoy portando hoy como un campeón y puedo relajarme un poquito el fin de semana, en el que saldré con la familia y que no es plan de estar tan tan sacrificado... antes me pesaba los lunes, pero a decir verdad prefiero remontar durante la semana y poder "pecar" un poco en el finde sabiendo que puedo reconducir la situación.
Yo no me peso a diario, pero siguiendo los consejos de Anónimo sí me peso más de una vez a la semana para ver qué tal voy... en concreto me peso los lunes y los miércoles con una intención informativa que no apunto ni tengo en cuenta nada más que como dato personal. El lunes, como dije en una entrada anterior, pesaba 126,300. Había subido trescientos gramos en un fin de semana complicado de visitas y de salidas... durante la semana me he portado mejor y el viernes ya pesaba... bueno, como mañana es día de peso lo dejo en suspenso...
Sigo con las galletas y cenando ensalada y/o fruta. Ya hablaré la semana que viene de las comidas que ese es otro cantar. Por otra parte he pedido en Amazon un libro. Se titula La Dieta Inteligente. Me gusta mucho la bibliografía sobre nutrición. Ya hablé de Pollan y de lo que me ha influido de alguna manera. Ya contaré cómo me va con este libro que promete ser serio y ameno.


Meriendas...

Después de hablar de las cenas y de defender mi teoría de que cenar solo fruta no puede ser tan malo, vengo con otro reto a la paz nutricional. Las meriendas. Mis meriendas, en este caso.
Como ya dije mi vida ha cambiado bastante con mi nuevo horario pero sigo estando convencido de que es bueno hacer las cinco comidas diarias. Hace una semana mi merienda más habitual era un yogurt desnatado Vitalínea o un poco de fruta. Me dejaba bastante saciado hasta la cena y me permitía no llegar muerto de hambre ni hecho polvo a la noche. Las circunstancias y tener que comer a la una del medio día me ha hecho traerme unas galletas de esas sin azúcar que tienen menos calorías (aunque tienen, claro) y que resucitan a un muerto. Son estas.

Qué monas ellas...
Las galletas en cuestión tienen cada una unas 44 cal. Como me como tres se trata de unas 146 que viendo cómo estoy estos días de aplicado tampoco creo que sea una cosa de morirse... lo que me inquieta es que al merendar esto estoy contriviniendo una de esas normas archiconocidas, la de tratar de no comer hidratos de carbono desde por la tarde hasta el día siguiente. Por lo que he podido leer, mucha gente mete este tipo de galletas en su dieta pero siempre por la mañana. Yo no es que necesite el chocolate en mi día a día. Incluso creo que puedo pasar comiéndolas dos o tres veces a la semana, pero en ese caso necesito un sustituto/a y en el trabajo no es fácil. No es fácil comerme un yogur, ni fruta, y no me "llena" tomarme una infusión.
Volviendo a la cena como llego tan tarde a casa las estoy haciendo ligerísimas. Un poco de queso fresco, pavo y a lo mejor una ensalada con un poco de fruta y a dormir, eso sí, sin tiempo para digerir porque ya digo que llego muy tarde. La cosa se complica por momentos... ya veremos el viernes.

martes, 4 de septiembre de 2012

Aprender a cocinar

Me gusta fregar y me gusta cocinar. Por ese orden. Me gusta más fregar porque me relaja, porque me da lugar a pensar en mis cosas o a escuchar la radio. Me gusta cocinar pero me pongo nervioso cuando veo que el plato empieza a torcerse o que las cosas no salen como yo pensaba. Además, tengo muy poca creatividad culinaria y no soy nada bueno en las presentaciones. Por eso no pongo apenas fotos de platos hechos por mí. Bueno, por eso y porque llego con tanta hambre a la comida que muchos de esos platos saldrían con un pedazo menos.
Una de las cosas que estoy viendo de vuestros blogs es que os esmeráis no solo en la preparación y en los ingredientes, sino también en la presentación. Pienso ahora en un bizcocho sin grasa con una pinta extraordinaria en el blog de Amelia o las presentaciones y comidas siempre ricas de Matrioska. Me encantan. Me lo paso bien, me alimentan, me enseñan, me animan... no sé cómo explicarlo. Además de pensar en que compartimos una experiencia compleja que nos une de una manera especial, ayuda mucho comprobar que lo que cocinamos nos describe un poco. Dice lo que somos, dice cómo somos.

Necesito mejorar, lo sé

Estos días de cambio de horario en el trabajo están siendo una locura. Tengo que comer como un guiri un poco después del medio día y eso hace que tenga que hacer una comida express. Puedo salir a hacer la compra del día y tengo acceso (menos mal) a productos frescos de calidad y de temporada. Voy a intentar aprender de vosotras y, aunque tenga que hacer de comer deprisa y corriendo, ir cogiendo ideas para hacer otras comidas distintas y ricas para ir definiendo quién soy. Salir de mis platos predilectos que son la tortilla de patatas (la hago/hacía muy bien), el pisto y las pastas sobre todo; para meterme en otros terrenos que me son más ajenos pero que me apetecen mucho.
Hoy he hecho un filete de atún a la plancha y he aprovechado un paquete de verdura fresca que venden en el Mercadona y le he echado un poco de tomate triturado. No es mi pisto pero la verdad es que no tenía mucho tiempo de ponerme a cortar verduras ricas del huerto del suegro de mi hermano que tenía en la nevera. He fotografiado el resultado. Todavía me queda para llegar al nivel de Matrioska pero todo se andará.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Me siento delgado

Bueno, es un poco coña porque ya sabéis que peso 126 kilazos y delgado, lo que se dice delgado, no estoy. Pero sí estoy lo más "delgadito" que he estado en muchos meses y eso me hace sentir muy bien. Como hoy es mi primer día de trabajo ha llegado ese momento en el que te ve la gente que hace dos meses que no te veía y te dice "Estás más canijo ¿no?" Y uno dice... "Pshé, quizás un poco", como si hubiese sido por arte de magia cuando no solo está haciendo un gran esfuerzo, sino lo está poniendo negro sobre blanco para grabárselo en la sesera.

Árbol que veo a diario viniendo a trabajar... 
Por lo demás la cosa sigue estando muy mala (no, ahora no la Cosa yo, sino la otra cosa). Tengo problemas con mi nuevo horario, tengo problemas económicos (como todos), y algunas veces me entra la amargaera no sé si por la dieta o porque se me hace todo una bola que me supera un poco. Me ayuda saber que esto lo estoy haciendo (por ahora) más o menos bien. Y es que es verdad más o menos porque yo también tengo momentos de debilidad y momentos en los que por narices no tengo más remedio que caer en la tentación de la comida. El fin de semana me he pasado más de una y más de dos veces con "cositas" insignificantes que puestas una detrás de otra serían para que me dieran dos collejas. De hecho esta mañana me he pesado y he puesto 300 grametes en dos días con sus noches. Sin embargo no pienso venirme abajo. Sé que es una crisis pasajera y que son cosas que mi yo glotón no ha podido reprimir. Sé cómo hacerle frente y cómo remontar en estos cinco días que me quedan hasta el viernes. Adiós 126,300. Hola 125.